BARROCO, EL POR QUÉ DE LA TENDENCIA.
"Soy pobre, pero el amor es algo que aún puedo permitirme"
Es una de las tendencias del otoño-invierno. Las pasarelas se han puesto a reventar de bordados, brocados, terciopelo y detalles dorados, que más tarde las aplicadas marcas de low cost han reinterpretado en prendas al alcance de todos los bolsillos. Una bomba tumultuosa, recargada, ornamentada. Y yo la primera que caigo obnubilada.
Reconozco que puede resultar cargante, que es mejor lucirlo
con moderación, y por supuesto que no gusta a todo el mundo...Pero esa es otra cuestión.
El otro día estaba
hojeando Marie Claire y di con un artículo que hizo que se encendiera mi
bombillita. La cuestión es que todo esto tiene un por qué, UN TRASFONDO que
indica por qué el barroco triunfa ahora, y no antes ni después…Y lo más fuerte
de todo esto es que ya lo hemos vivido. Nuestra historia del arte tiene todas
las respuestas.
Los historiadores sitúan el Movimiento Barroco en el siglo
XVII, un Siglo de Oro en el que en las cortes europeas del sur impera el lujo exagerado y la frivolidad. Recargados
retablos, grandiosas iglesias y rica literatura que deseaban mostrar la
grandeza de las altas clases. La otra cara de la moneda: el pueblo es cada vez
más pobre, hay subidas de impuestos, corrupción y debilidad de gobernantes.
La sobreabundancia es la tapadera de la decadencia. Y ya se
sabe que “dime de qué presumes, y te diré de qué careces”.
Biblioteca del Monasterio de Admont |
Monasterio del Escorial, Madrid |
Biblioteca de Monaterio Strahov, Praga |
Todo esto suena a conocido, a demasiado conocido. El barroco nos hace olvidar, evadirnos, y puede que reconforte como un consuelo más destinado a parados, a funcionarios, a todos nosotros, pueblo llano. Pero sólo PUEDE.