RARO NOS SONABA. Siempre fuimos de los que nos gastamos hasta los últimos cuartos en volar a donde nos dieran.
Estancias de amigos en el extranjero eran la excusa perfecta. Nuestra check-list de próximos destino estaba bien actualizada, discutida y cuidadosamente dividida en dos apartados. Uno, para destinos de escapada de finde o puentes. Dos, los más ambiciosos, para los que se requiere ahorrar meses y meses, con extenso mar de por medio.
Mucha boda en los últimos tiempos y poco consentirnos a falta de liquidez. PRETEXTOS A LOS QUE HEMOS PUESTO FIN. Y no porque desaparezcan, no.
Simplemente decidimos tirarnos por la ventana, aniquilarnos de nuestras vida y SALIR DE VIAJE porque si no nunca lo haríamos.
Ya conocíamos Paris de otras ocasiones. Nunca juntos. Separados, por viaje de trabajo, con familia, en un viaje de fin de curso.
Por eso, la idea no era darse el palizón de ver y ver. No íbamos con hambre de eso, si no de simplemente disfrutar...